Hay vida más allá de las competencias fundamentales para un buen coaching

Competencias coaching excelente:

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¿Puede un buen coaching ser realmente útil para los clientes utilizando únicamente las denominadas core competencies definidas por la ICF?
¿Los coaches que comparten la definición de coaching de la ICF y que tienen una credencial o que se han formado en los programas reconocidos utilizan la misma modalidad de coaching?

En sus más de veinte años de vida, las core competencies definidas por la Federación Internacional de Coaching se han convertido en una de las principales referencias para los coaches profesionales y se estudian y profundizan en los programas de formación reconocidos por la propia federación.

Pero, ¿son estas habilidades suficientes para ofrecer un coaching de calidad que acompañe al cliente en su camino de desarrollo para obtener sus resultados?

Las competencias básicas son en realidad un marco dentro del que se mueven los coaches que las comparten, y no tanto una descripción clara de cómo ponerlas en práctica.

De hecho, en el coaching que funciona, hay muchas otras competencias que entran en juego y que derivan del modelo o los modelos de referencia utilizados por la escuela o escuelas en las que cada uno se ha formado, de las filosofías de aprendizaje que se comparten, de la formación del coach fuera del coaching, etc.

El hecho de que en el coaching, incluso en aquel utilizado por los que comparten la definición y las habilidades de la ICF, existan muchos enfoques, estilos y habilidades, supone una gran riqueza para los clientes, que tienen la oportunidad de encontrar al coach que utilice el enfoque más acorde con su modelo de aprendizaje.

Cuanto más desarrolla un coach nuevas competencias y aprende diferentes filosofías de coaching, más probable es que sea útil de verdad para sus clientes.

 

En nuestra experiencia hemos visto que algunas competencias desarrolladas —más allá de las descritas por la ICF— son particularmente útiles para un coaching excelente.

Precisión lingüística

Un conocimiento profundo del lenguaje es útil para reconocer —a través de una escucha profunda— cómo piensa el cliente, cómo decide, qué le motiva, qué es lo que realmente le importa, qué reglas internas sigue que influyen en su forma de actuar y muchas otras cosas. Además de mejorar la escucha —del cliente y de nosotros mismos— el conocimiento del lenguaje y de las teorías comunicativas permite al coach practicar con un lenguaje positivo y potenciador para el cliente, que presupone continuamente el éxito y reconoce al cliente como persona y por sus infinitas posibilidades.

También en este caso existen muchos posibles enfoques a la precisión lingüística, lo importante es plantearse empezar a estudiar, profundizar y practicar un lenguaje preciso y directo.

Enfoque sistémico

Otro enfoque del que hemos observado una gran utilidad es el sistémico, que permite simplificar los contextos, centrar la atención en los elementos realmente importantes de la situación descrita por el cliente y facilita el cambio de punto de vista. El conocimiento del enfoque sistémico permite al coach mantener una visión de conjunto y acompañar al cliente para que éste considere las diferentes variables que pueden facilitar o que deben tratarse para avanzar hacia los resultados que desea.

Neurociencia

Otro tema fundamental tiene que ver con la capacidad del coach para reconocer y aceptar las emociones, orientándolas para que se conviertan en una fuente de energía y aprendizaje para el cliente. Las emociones forman parte del ser humano y, por supuesto, también de un programa de coaching. Aquí también se pueden aprender diferentes enfoques, desde la neurociencia hasta la inteligencia emocional, entre otros. Una vez más, lo importante es adquirir herramientas para ponerlas a disposición del cliente.

Saber cómo explica la neurociencia ciertos fenómenos, tales como el aprendizaje, la creación de hábitos, la resonancia con otros, etc. y cómo ciertos «mitos» que se consideraban verdaderos ya se han superado y ahora se consideran falsos, son otros elementos muy útiles para hacer que las decisiones del coach, durante un proceso o una sesión, sean cada vez más específicas y útiles para el cliente.

Estos son solo algunos de los elementos que, en nuestra opinión, contribuyen a conseguir un coach efectivo que se convierta en un verdadero socio en el proceso de evolución del cliente.

¿Forman parte de las competencias básicas descritas por la ICF? Sin duda hacen referencia a ciertas «etiquetas» de competencia, pero aquí hablamos de ir más allá del «qué», para profundizar en el «cómo» y en el «por qué es importante prestar atención a ciertos aspectos».

Cuantas más opciones de trabajo baraje el coach, más personalizada será la experiencia del cliente, creada totalmente a medida.

Giuseppe Meli Giuseppe Meli, Master Certified Coach, Director de Menslab – Coaching & Training
Áreas de competencia: Milano, Cagliari, Madrid, Online

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