Respetar las líneas directrices de la ética del coaching con los estándares profesionales, entender la ética y los estándares del coaching, ser capaz de aplicarlos de manera apropiada en cualquier situación relacionada con el coaching;

Establecer el contrato de coaching: entender qué quiere obtener realmente el cliente en la interacción específica del coaching y acordar con el cliente el proceso de coaching y los términos de la relación;

Establecer confianza e intimidad con el cliente: la capacidad del coach de crear un ambiente seguro y de apoyo que produzca progresivamente respeto y confianza recíprocos;

Presencia en el coaching: la capacidad de ser completamente consciente y de crear una relación espontánea con el cliente, utilizando un estilo abierto, flexible y seguro;

Escucha activa - la capacidad de centrarse únicamente en lo que el cliente está diciendo y lo que no está diciendo para entenderlo y ayudarlo a expresarse de manera autónoma;

Preguntas potentes - la capacidad de plantear preguntas que hagan avanzar a los clientes a niveles superiores respecto a aquellos en los que se mueven normalmente para permitirles aprovechar al máximo la relación de coaching;

Comunicación directa - la habilidad de comunicar con eficacia durante la sesión de coaching y de usar un lenguaje que produzca un gran impacto positivo en el cliente;

Crear consciencia - ayudar al cliente a que sea consciente, utilizando la información que el cliente, de manera natural, pone a disposición;

Definir acciones - capacidad de crear con el cliente oportunidades de aprendizaje continuo, durante el coaching y en la vida/trabajo, para utilizarlas usando nuevas acciones que conduzcan de manera más eficaz hacia el resultado acordado para el coaching;

Planificar y establecer objetivos;

Gestionar el progreso y la responsabilidad: capacidad de mantener la atención en lo que es importante para el cliente, dejándole al cliente la responsabilidad de actuar.